La España
tuya que a la hora de la cena huele a tortilla francesa confeccionada en aceite
del mes pasado se fregotea la entrepierna con agua de incienso y cacorra de
esperanza antes de irse a dormir con sus sacramentos y sus transaminasas.
Sabemos que mañana no será otro día, eso fijo, sospechamos que mañana será otra
variedad de bilis en hilos sólidos para tejer vendas con las que curar la
ceguera. Y que durante la noche más de un líder se habrá peído y sonreído en
sueños tras rezar sus oraciones ateas, devotísimas, infecciosas, cucuruchas, incunables.
Banales aquellos que atesoran sus penas y no las donan a cualquier oenegé de
salvar armadillos y redimir mariconazos. Benditos los que hacen ruido al
masticar porque significa que están comiendo el hambre para mañana. Morirse pajizo y callado será leyenda en papeleta de
urna. Aventamos chalaúras y declaramos que se nos han escapado las palomas de la paz. Y a todo esto aún no hemos dado con la vena que rajarnos, no.
Pero qué estilazo tienes! Olé!
ResponderEliminarUn texto tan ácido como real; una España con cagalera, con mucho ruido y pocas nueces, mucho chulo y mucho "garrulo telecinquero"...ay...qué fea se está poniendo la "cosa".
Gran micro, condensado y muy potente.
Ya tenía yo ganas de leerte.