Mientras en Valencia alzan el brazo fascista,
los cachorritos del PP que fueron a apoyar a Cospedal aprovecharon para
mofarse de un anciano preferentista estafado que se estaba manifestando.
Por supuesto que no hay que privarse de tacharlos de
verdaderos hijos de puta y de marranos, y, ya puestos, desearles
grandes males en... por ejemplo... el ojete, no sé, un tumor que tarde
años en matarlos y les haga aullar de dolor hasta enloquecer, todo eso
en presencia de sus papis, y que el mal se extienda a las generaciones
venideras de su sagrada familia y la de Rouco. Eso es lo suyo, merecen
mucho desprecio y ninguna compasión. Ya está bien de confiar tanto en el
ser humano, en ese pedazo de mierda que habita entre las bestezuelas y
las avecicas del campo, no vale la pena.
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